A veces lo que decís me lastima tanto, que caigo al suelo, dos veces muerta.

A veces siento tus lengüeteadas de lija en mi cara, y escucho los ecos de tu risa impune.

A veces recuerdo que no hace mucho me dijiste que mejor olvidárame de tu nombre, tu n o m b r e. Tu horrible cara de creerte todo.

Ignorante. No saber nada. No querer saberlo.

Hay diferencia.

Y el silencio.

Las palabras me lastiman. A veces es tranquilizador el silencio.